Un hombre parado en la esquina.
Gesto adusto.
Al pasar a su lado. y sin mediar palabra, me extiende su mano.
Pensé que se había equivocado de persona, pero no.
El movimiento veloz de su mano iba en mi dirección.
Sin cambiar su estampa me ofrece un volante.
Lo leo, lo arrugo y lo arrojo lejos de mí.
Me sentí injuriado.
Aún podían leerse sin mucha dificultad las letras enormes que decían: Macri presidente.
18/11/15
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