19/6/16

Ítems

Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo.
Eso nos dice la filosofía oriental.
Pero nadie nos dijo que el último ítem era el más difícil.
Así es.
Ser padre es una tarea difícil si se hace con conciencia y dedicación.
Por eso esa figura que intentamos forjar está tan distante de nuestro ideal. Por eso, quienes me conocen saben de mis miedos previos a ser papá.
¿P
ara qué traer un niño a este mundo tan inhumano?
¿Qué buen ejemplo podría ofrecerle?
¿Con qué autoridad moral podría prohibirle hacer todo eso que me cansé de hacer?
No hay libro, método ni decálogo que nos brinde una manera efectiva de ser padres. Porque la decisión de ser padre es, básicamente, una cuestión de inconsciencia. Aunque todo puede ser redimido a través del amor. Lo dicen todos los escritores.
Sin embargo, en un mágico instante, todos esos miedos se esfuman cuando sostenés a ese pequeñín por primera vez en tus brazos. Y tu fuerza interior, esa que pensabas que ya no tenías, vuelve a brotar como un manantial energético que te hace sentir un superhombre dispuesto a pelearle al mundo un poco de justicia.
Tu vida anterior cambia. Mejor dicho, se desmorona. Pero como todo lo que se destruye permite erigir sobre sus ruinas una nueva y más fuerte construcción.
Cambian las prioridades, los horarios, los olores y los programas de televisión pero vuelven a surgir las risas espontáneas, los juegos sin reglas y redescubrís que todavía podés maravillarte con lo simple. Y como una dicotomía sarcástica del destino sos niño y adulto conviviendo en el mismo espacio. Y te descubrís hablando como tu viejo, haciendo sus bromas, bajándote de ese pedestal en el que ingenuamente creías estar.
Así que si sos bastante inconsciente, no te pierdas la increíble experiencia de ser papá.

Te lo aconseja este inconsciente amigo.