11/6/14

Un buen nombre

Muchos padres ya saben de antemano el nombre que le pondrán a su hijo. Sin lugar a dudas, es una tarea panegírica que acarrea consigo el hecho de ser padre. Y en ella mucho tiene que ver el gusto personal (o combinado) de quien/es traen al mundo a este nuevo ser. Es así como se elige un nombre porque "está de moda", como homenaje a un familiar o a una figura admirada, o porque conlleva una connotación religiosa, filosófica, moral, etc.
Hoy en día hay un abanico enorme de nombres aceptados, aunque deberíamos tomar en cuenta la variable importantísima que es el apellido, pues la mayoría de las personas quieren que nombre y apellido combinen. En nuestro caso, con dos apellidos españoles, es incómodo pensar en nombres anglosajones. No puedo evitar la imagen mental de un chicano intentando cruzar la frontera entre México y Estados Unidos...
Lo único que he acordado hasta el momento con mi mujer es evitar los nombres que nos remitan a personajes religiosos (Jesús, Abraham, Ángel, Jonás), aquellos en otros idiomas (Vito, João, Boris, Brian, Quimey), o combinaciones de nombres ampliamente usadas (Diego Armando, Juan Domingo, Julio César).
Siempre me he asombrado de que tanto mi primer nombre como el segundo tengan una onomástica de trasfondo germánico muy fuerte que no se condice con mi genealogía!! Aunque me encanta su mística.
Desde ya seguiremos pensando, tenemos algún tiempo aún. Pero no olvidemos que asumir el compromiso de legar un nombre éticamente irreprochable nos insumirá toda la vida.


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