No existe una fórmula. Eso es evidente.
Entonces vuelvo a pensar en mi propio "viejo" y en aquello que nos diferenciaba o en lo que nos parecíamos.
Pensando en ello me percaté de que teníamos muchísimas cosas en común y de que, muy a pesar de sus limitaciones, me enseñó algo superlativo: No hay que temerle al amor. Y no hay que temer demostrarlo.
Aunque tiene miles de formas diferentes, cuando el amor es mutuo es vivificante y nos impulsa a seguir adelante.
Por eso y por otras cosas más estuve recordándolo mucho durante estos
días. Y hoy que hubiera cumplido un año más (y que le encantaba
festejarlo!!) estoy seguro de que me vería orgulloso de ser quien soy.
Feliz cumpleaños Viejo!!!
Fuiste un capo!!
Feliz cumpleaños Viejo!!!
Fuiste un capo!!